En 1877 representaba compañías italianas y se llamaba «Goldoni». Otros nombres fueron «Progreso», «Rivadavia» y «Moderno». En el año 1918 tomó su nombre actual.
La abundancia de circulante monetario y el centro de atracción popular que eran los teatros hicieron que entre 1880 y 1914 se inauguraran numerosas y suntuosas salas teatrales en Buenos Aires.
En el año 1986 el Museo de la Ciudad le otorgó un diploma reconociéndolo como «Testimonio vivo de la memoria de la Ciudad».
Testigo de esas épocas es el Teatro Liceo. Entre los artistas que ocuparon su sala por largos años se puede nombrar a Luisa Vehil y a Enrique Pinti.
En 1993 corrió peligro de cierre. Eran años aciagos para el teatro. El empresario Carlos Rottemberg se hizo cargo del mismo en ese momento y conservó su nombre tan tradicional en la Ciudad.Ingresá tu nombre y dirección de correo electrónico para recibir novedades: